viernes, 30 de enero de 2009

Esclavitud

Por más que lo he querido evitar, no he podido. Estoy harto. Soy sólo un pendejo más en la sociedad y el mundo. No soy capaz de insistir o luchar por las cosas que quiero. Soy un simple esclavo más que no sabe decir “no” o, cuando lo dice, terminar por ser convencido por pendejadas, tales como dejarse llevar por las emociones de otros y el deseo de no hacer daño o complicar a otros.

Lo peor es que sucede con personas de las que más quiero, ya que son las que más temo herir. Y cuándo más parece que podría salir victorioso de alguna discusión de este tipo, el asunto se torna aún más difícil al sentir yo que, diciendo que “no”, causo daño a la gente por el simple hecho de que tienen un punto de vista contrario al mío y digo “está bien”, sintiéndome mal. Pero, ¿acaso son capaces los demás de hacer lo mismo por mí? Parece que no.

Soy una especie de títere para principiantes de las personas más cercanas a mí, puesto que es sencillo convencerme de hacer cosas que no deseo. Creo que es obvio a qué personas me refiero que hacen esto con frecuencia.

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