jueves, 20 de diciembre de 2012

Das Experiment

Ich wartete in eine Zimmer mit weissen Wände. Es gab ein ganz großes Fenster, und dahinten waren die Ärzte und Wissenschaftler. Ich sitzte auf ein Stuhl und es gab noch ein mehr, und auch ein Tisch. Nach etwa zwanzig Minuten wurde die Tür aufgemacht und kam er.
Ich wurde ein paar Wochen gesagt, dass sie wollten mir ein Experiment zeigen. Es war unglaublich, weil ich kein echter Wissenschaftler bin. Gott, ich habe meine Bachelor noch nicht beendet. Warum zum Teufel brauchten sie mich?
Er hatte kurze, braune Haare und dicke Lippen. Freunde sagen immer, dass ich große Lippen habe, aber die von ihn waren vielleicht größer. Vielleicht war es wegen einer Verletzung an seinem Lippen, die noch ein bischen Blut hatten.
Du siehst nicht wie ein Polizist aus," sagte er.
Weil ich kein Polizist bin,"antwortete ich, Warum wäre ich ein Polizist?"
Warum nicht?"
Er spuckte Blut und sah mich mit zornigen Augen. Es gab Wahnsinn in seinem Blick.
Wartest du auf ein Polizist?" fragte ich.
Weiß nicht, es gab schon zu viele, die gekommen sind. Vielleicht einen Henker, was weiß ich? Was willst du?"
Ich wusste nicht, was ich sagen sollte, und sagte das.
Bist du hier, um mich zu foltern?" antwortete er nach einige Sekunden Pause. Plötzlich wurde sein Gesicht angstvoll. Ich dachte, dass er rennen würde.
Es ist genug, an si zu denken. Jede einzelne Sekunde, jede Minute. Ewig an sie."
Die Tränen hatten schon begonnen. Er weinte und schlag seinen Kopf mit dem Tisch. Die Tür wurde nochmal geöffnet und sie haben ihn weggenommen.
Wer war's?" fragte ich ein Arzt spätter, Warum war ich hier?"
Das warst du. Oder vielleicht nicht. Das könntest du sein. Er ist dein Klon. er hat seine Freundin getöttet."
Dann weinte ich.

domingo, 16 de diciembre de 2012

Tuve un reloj

Alguna vez tuve un reloj. No era uno lujoso ni caro, simplemente mostraba la hora y colgaba de mi muñeca izquierda. Me parece que no era reloj de hombre, más bien era uno apto para un niño que busca convertirse en un adulto. Un niño corre de un lado a otro, hace tarea, juega y cuando es hora de dormir, duerme. Si debe ir a la escuela, lo llevan. Cuando se olvida de su agenda, los adultos no dudarán en recordarle y alimentarlo con una dósis extra de rutina y monotonía.
El reloj es una especie de crucifijo moderno. Verás, la agenda es un dios de la madurez que los pequeños deben aprender a adorar y glorificar. Olvidarse de sus dioses inmaduros es clave. Hasta los dioses pueden morir y ser enterrados en el patio. No es muy difícil.
El primer reloj del niño es digital, con figuras de dinosaurios, y se lo presume a los compañeros de escuela y del área de juegos. Conforme los años mueren y los minutos huyen, los números digitales se convierten en manecillas y los dinosaurios se transforman en oro y plata. Lo presumen sin abrir la boca, lo miran en cada oportunidad, como haciendo reverencia a este dios de la madurez. La diversión de una figura de plástico barata se torna en aburrimiento superficial.
Un hombre mira al reloj más seguido que a su mujer y se olvidó por completo de los dinosaurios y juguetes. Los viejos dioses yacen bajo la tierra, sin haber recibido un funeral apropiado. La agenda vive.
Yo tuve un reloj. Creo que todavía lo tengo. Lo dejé en mi casa y de hecho no tiene batería, pues es un tanto viejo. Tiene un estegosaurio sobre la pantalla digital.