lunes, 15 de octubre de 2012

Tuve un sueño

Tuve un sueño. La verdad es que no sé si fue un sueño o sólo mi imaginación creando una escena de lo que quisiera pensar que puede ser mi vida. Estaba acostado. Eso si es verdad, no una imagen producto de mi mente. En retrospectiva, me doy cuenta que mi cama era más suave de lo normal, aunque en ese momento lo ignoré. Volteaba hacia mi lado derecho (si tomo en cuenta que estaba boca abajo en un principio), a la dirección hacia la que gira el mundo. Mi mundo gira, gira y me marea. También me marea la idea de que el mundo no gira en verdad y todo es un sueño o una idea mía egoísta.
El punto es que haya sido un sueño o no, estaba sobre mi cama, inclinado hacia un lado, ya sea el derecho o el izquierdo. No veía mucho, pues cerraba los ojos gran parte del tiempo. Aunque eso sea relativo, ya que lo que vi era suficiente para una vida entera. Más que nada, sentía. Sentía el aliento y la presencia. Sentía o quería sentir, no sé cuál sea lo más correcto decir.
Me han dicho antes que tengo buena imaginación. También me han dicho que soy distraído. Toda esta situación pudo haber sido fruto de las dos cosas: me distraigo de la realidad e imagino una nueva. No me consta que esto sea cierto. Es sólo una teoría que podría o no ser comprobada. Pero eso no es de lo que quería hablar. Hablaba de mi sueño (o de la fantasía que creé).
Soñé o imaginé que estaba sobre mi cama, acurrucado hacia uno de los lados. Hasta ahora recuerdo: era hacia el lado en el que está la pared. El vacío quedaba detrás de mi, como si yo quisiera olvidarme de él. La pared estaba en el lado contrario, no a mis espaldas. Aún así, no podía ver el muro. Podría decir que era porque cerraba los ojos y dormía, pero aún abriéndolos observaba algo más entre mi persona y dicha pared. El centro de una galaxia, y el mundo continúa girando. Me marea el recordarlo. En ese momento no; en ese momento era diferente, era necesario, o tal vez insignificante.
Me dejaré de rodeos. Estaba en la cama, acostado mirando algo entre mi cuerpo y la pared. Mi mente dictaba la realidad en ese momento y el mundo era insignificante. Aunque el planeta girara hacia la izquierda, yo giraba a la derecha y nadie podría haberme cambiado la opinión. Mis labios se separaban, lento, lento. Mis labios se unían, lento, lento. La mayoría de las personas piensarían en otras partes del cuerpo, pero yo no soy ellos. Una vez, dos veces, tres veces, quizás abría mis ojos. Quizás no. En realidad no importa si los abría o no, pues todo esto es producto de mi mente, ya sea que haya sido un sueño o no, y por lo tanto sabría de igual forma qué era lo que tenía enfrente.
La situación es la siguiente: tuve un sueño mientras estaba recostado viendo hacia la pared, pero en realidad no la veía. La verdad es que me tapabas y no me importó ni me importará. Dormí hasta que se acabó y me percaté de que no sé la realidad.

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