miércoles, 9 de febrero de 2011

En el imperio de los sordos (parte 2)

Cuando el emperador de los sordos se volvió ciego, el pueblo tardó en darse cuenta. Tuvieron que esperar a que cayera por las escaleras y lo encontraran sangrando en el piso. Lo llevaron a sus aposentos y lo dejaron reposar en su cama. En ese instante, el emperador dejó de ser parte del universo y perdió comunicación y conocimiento de su existencia.
Al día siguiente, había un nuevo emperador, quién no era ciego, aunque seguía siendo sordo.

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