lunes, 10 de noviembre de 2008

Mal fin de semana con un toque bueno que se llama Attaque 77

Ya terminó un fin de semana contrastante. Por el lado positivo, vi a Attaque 77, que es mi tercera banda favorita, en el Zero Fest, además de Los Bunkers y Zoé. Por el lado negativo, sucedieron varias cosas.

Aunque el viernes fui al cine con Beto y Pipe (por cierto, la película, “Charlie Bartlett” AKA “¿Quién es Charlie?”, está divertidilla y un poco random en algunas partes), me sentí deprimido durante el día. En momentos sentí ganas de sentarme a tomar cerveza para sentirme desahogarme un poco. La paranoia sobre tonterías que no debieron de haberme preocupado causó eso. Me di cuenta de algunas cosas de mis pensamientos, sentimientos y subconsciente. Un sueño que tuve colaboró también a esa epifanía que me atormentó un poco, pero finalmente no pasó a mayores y lo supe controlar por ahora.

El sábado pintaba para ser un gran día, ya que vería a A77aque y otras bandas como Mars Volta. Fui al servicio social en la maniana, para luego llegar brevemente a mi casa e ir, junto con mi hermano, a casa de Tato y luego pasar por Cokito. Iba todo bien. Después, mi papá, sí, ese exagerado mamón, me hizo irme del Zero Fest cuando pasó por mi hermano, pues él se iba a ir antes. ¿La razón? Calificaciones. Unas putas calificaciones en las cuáles no fue tan mal como para castigar y demás. Lo peor es que ni siquiera han subido todas las calificaciones, sólo van tres, de las cuáles son Panoramas Internacionales con 86, Alemán con 89 y Literatura con 90, además de que de Computación subieron el examen de 88, aunque el promedio dará (según mis cálculos) más de 90. No me fue mal. ¿Qué chingados pasa con mi papá? No tengo la menor idea.

Después de que el pendejo me recogió del Zero Fest (al menos alcance a ver a A77aque, Zoé y Bunkers), fuimos a casa de mi abuelita por motivo del festejo de cumpleanios de un primo. Dormí prácticamente todo el rato ahí. No tenía ganas de hacer algo. Nada me motivaba (y, la verdad, ¿cómo podría, después de que el dictador llamado “papá” hizo eso?). Pero lo peor estaba aún por llegar. Llegando a mi casa, se armó una riña verbal con mi papá sobre las calificaciones y después, con mi mamá apoyándolo, lo cual no podía creer, sobre mi apariencia física. Argumentaba que no debo de vestirme con ropa rota. Mi papá se tomó el lujo de arrancar la suela de mis Converse negros, ya que estaban rotos, para evitar que yo los rescatara del basurero como ya lo había hecho anteriormente. Quiere obligarme a cortarme el pelo. Quiere obligarme a rasurarme muy seguido.

¿Qué chingados le pasa? No lo sé. Pero no voy a cambiar. Soy muy diferente a él. Él es extremadamente religioso. Yo, como pueden leer en otro post de este blog, no estoy muy convencido de la bondad de Dios. Él ama a la patria. Yo no creo en ella. Él es autoritario. Yo soy anarquista. Él es prejuicioso. Yo al menos intento no serlo. Él se interesa por ser bien visto por toda la sociedad. A mí sólo me importa como soy visto por la gente que importa y la sociedad me la pela. Él cree que es el jefe de la casa por ser el papá. Cree que tiene más autoridad que todos y que es el más importante ahí, pero se equivoca. Sin nosotros se muere. Somos igual de importantes todos en la familia. Tiene un problema psicológico y quiere todo a su manera.

Para colmo, el domingo fue el sorteo para el servicio militar y así poder obtener la cartilla militar que, desgraciadamente, se necesita para cosas en el futuro, según sé. La mala racha de acontecimientos desafortunados continuó y, efectivamente, me tocó ser de los esclavos que marcharán o algo por el estilo. En teoría, no marcharía por el Tae Kwon Do, pero se está analizando, según dicen.

¿A quién chingados se le ocurrió que marchar beneficiaría a alguien? La verdad, no lo hará. Lo único que hacen ahí es adorar a ese falso dios que se llama bandera, la banda tapaojos más grande del mundo. No existe droga peor que el patriotismo, y eso es lo único que promueven con esto. Ni siquiera ayudará al prójimo ni nada por el estilo. Es una pendejada. Y, para colmo, le tocó al anarquista. Que mierda. Aunque, si lo veo del lado positivo, estaría salvando a alguien de que le inculquen esta pendejada que se llama nacionalismo, y yo nunca juraré lealtad a un pedazo inservible de tela.

En fin, ése fue mi gran fin de semana. ¿Genial, no?

En teoría, estoy castigado, pero no pienso seguir al pie de la letra castigos injustos. Al menos pude ver a Attaque 77.


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