Hace poco que se derramó una vez más. La magma se convierte en lava y fluye sobre mi cuerpo, quemando el bosque y todo lo que se atraviese en su camino al infierno. No me gusta mucho la explosión del volcán. De hecho, la detesto, pero nada más que sus fluídos pueden quemar mis penas y confortarme.
Tenerte a un lado sin recibir respuesta a mis preguntas mudas hace que el tiempo fluya lentamente. Lo intento esconder, pero no lo logro, así como cuando uno se oculta bajo la sábana en la noche, como si los monstruos fueran estúpidos.Te pediría que me alejes del volcán, pues no sé qué camino tomar para lograrlo, pero no mereces esa presión ni responsabilidad. Ojalá tuvieras el tiempo, pero si el dios todopoderoso no contesta, no tienes porqué hacerlo tú.
Mientras tanto, se sigue derramando el fluido.
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