Dentro de mi hay otra voz. Dicha voz es diferente a las otras. Sus palabras no son para mi, pero son las mías. Son palabras que deben salir, pero no lo hacen. Ellas temen a las palabras de las voces a mi alrededor. Les aterra la idea de perderse entre tanto caos, por lo que permanecen dentro de mi pecho, el lugar en el que están todas las palabras no pronunciadas hasta que les toca morir.
Mi pecho, lleno de los cadáveres de palabras, aún no revienta, aunque probablemente lo hará pronto.
Voces, voces, voces.
Palabras, palabras, palabras.
Dicen muchas cosas, que podrían resumirse en una sóla palabra. El problema es que no sé si esa palabra sea "muerte" o alguna de sus variantes.
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