El día en que los relojes se pararon pensaron que era el fin y que la bestia se haría presente. Imaginaban que los jinetes del apocalipsis cruzarían los umbrales de nuestro mundo, trayendo consigo caos, destrucción y tormento. Algunos creían que llegaría el Juicio Final y que los infieles arderían en las llamas inextinguibles. Otros esperaban la inminente muerte del sol y la caída de la luna, mientras el agua de los ríos se sustituiría con sangre. Sabían que decenas de políticos y empresarios serían arrojados al abismo a ahogarse en su oscuridad.
Pero yo no pensé en esto y aproveché el descanso de Cronos para mirarte un poco más y tú no te diste cuenta.
(Después le cambié la batería al reloj)
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario