Decidí entonces mejor llorar canción para no inundarme en mi llanto. Empecé derramando acordes y todos eran menores. Canté con mi horrible voz; no importó, nadie escuchó. Mis dedos tocaban arpegios y terminé por distorsionarlo todo. No es enojo aunque a veces lo aparente, es otro sentimiento cuya palabra aún no ha sido inventada. La llamaría como tu hermoso nombre. Eso se siente tan natural, pero no mereces ese peso; a fin de cuentas, eres libre. Tal vez debería llamarse como mi infierno y mi cielo o el camino que los une y mantiene aparentemente tan cerca a uno del otro.
Estás caliente. Me quemas y lloraré cantando en mi infierno. Aún con mi boca cerrada estoy cantando.
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