Ven, vamos al otro lado del sol, sé que se puede llegar. Veremos al mundo en llamas y reiremos. Quemaremos todo el mundo y reiremos mientras se derrite.
Tú, espejismo en medio del oasis, llena el hoyo deforme en mi cabeza (¿o será en el pecho?). Tú, el dios que aún me queda, manifiéstate, oye mis plegarias y rezos silenciosos; eres una religión y no neceistas evidencia. A pesar de eso, asómate, no hará mucho daño (quizás sólo un poco). Ya quiero que sea hora de comprobar tu existencia.
Nadie sabe que existes, sólo yo. Ni tú lo sabes, estoy seguro de eso. Yo sabré cuando sepas y procupraré avisarte que sabes antes de que el fuego nos consuma. Eres mi mito y eres de verdad.