miércoles, 17 de julio de 2013

Lluvia en el cuarto

Desde entonces nos conocemos muy bien
nos podríamos conocer mejor.
La ciencia hace querer experimentar 
te lo juro no es el alcohol

Retorno a mi casa
la noche no fue mal
la puerta está cerrada
adoro tu dios y a acostar
Afuera en la calle ya no está el sol
ahora en mi cuarto va a llover.

Nos conocíamos y te veías muy bien
debo admitir que ahora te ves mejor.
Bajo el sol te siguen dos sombras ya
no importa si la quieres o no

Regreso a mi casa
que mal que tú no vas
estas son muchas capas
las voy a despojar
lo que ellos llaman soledad
no importa en mi mente tú estás.

Todo eso lo que se puede decir
no es verdad si no se habla
cuando el mundo decidió que era el fin
nunca pasó, estabas bien así (lo entierro)

De vuelta a la casa
como siempre tú no vas
desnudo en mi cama
nunca vas a estar
es invisible la soledad
no importa si en mi mente tú estás
aunque sepa que esto no es verdad
porque nunca te fui a hablar.


miércoles, 10 de abril de 2013

A Dying Dame

I'd always loved her. Even before meeting her, before even being aware of her existence, I was already willing to die for her. Alas, though death was imminent, it was not to be for me. Even before meeting her, before even being aware of her existence, she was dying.
The thing is, everywhere we see death, we see life too. Death and life are like two unwilling, fateful lovers; they despise each other when far away, but when their paths eventually meet (and believe me, they do), they cannot help but dance the night away in each other's sweet and lustful embrace.
That's how I felt about her, ever since the first meeting. We met almost by accident, but the truth is I had it planned all along. She reeked of death already, though I focused on the life that must be before it.
Her shirt matched her doom-colored hair. That, together with the pale skin should have been enough. I even ignored the bony touch of her hand. I wanted life so bad, I didn't care for the fate at hand. I focused on her lively, green eyes.
The second meeting was when I began to nice her dying. Instead of telling her, instead of asking, I held her bony hand tighter.
I recall a certain time when she started talking of killing and dying in such a way that they seemed to attract her more than any other thing. But she never stopped staring. As she got closer, she got paler. The more I caressed her skin, the thinner it felt, as if wasting away after my every touch.
The day came when she confessed. She warned me. I needed not ask. She probably saw the question in my eyes, for the dead see all. Perhaps she was even then walking in the Netherworld. She said she was dying, always had been. There would come a day when she would most probably leave life behind, and I needn't mourn.
"You see," she told me, "I love dying. Dying is the reason I love life so much, for what is a story without an end but a waste of time?"
She never asked for an answer, but I knew she wanted one, so I gave her one. I wanted to enjoy every single moment till death arrived in her chariot. She never promised to stay alive, did not even say she'd try to live long. I could have said something, told her I could help, but instead chose to cling to my hope that death would come slowly or that she'd love life so much she'd change her mind. A fool's hope. I damn this moment to oblivion.
It was after this that I began regarding time its due importance, for time is the official measurement for life. I filled my bedroom with clocks, and their ticking became our song, though I could not afford to tell her. It felt as if that would somehow accelerate her death. This is a turning point. Everything went downwards after this.
We went walking together this one time when people stared at us constantly. I think she found out about the clocks; I was moving to the rythm of a clock's ticking.
Tic-Toc
I looked behind us and saw it. The trail extended from the door we came in through, to every place we'd been in, up till our current standing place. It was a trail of skin. It was the trail of her death, following us everywhere we went.
"Follow me, I'll take you home," I told her as I held her hand.
She stared at me with her eyes, green as a forest, so full of life and possibilities. I never loved her more as I peered into here soul for the last time.
"No," she answered.
"Do not let go," I begged, receiving no answer.
She just wouldn't run. I do not think I've ever held on so tightly to something as to her weakened, skinless hand in that moment.
The trail kept on growing behind us, now consisting of not only skin, but also muscles and other tissues, but never did I see blood. No wonder she'd always felt so cold to my touch!
I took her to my room and as I laid her on my bed, realized bones were all that was left. Her eyes, gone with her life. She was dead.
But something did not make any sense. The clocks, they kept on ticking. That could not be, for time measures life, and I saw only death.
Every once in a while, when walking in the streets, I think I see her next to someone else, but then I remember it cannot be here, for her bones are on my bed. You see, I kept them, and I lay with her each night.
There is a bookshelf in my room. Sometimes, I get the feeling she reads books; if she reads them, she has eyes, and if she has her green eyes somewhere, she must be alive.

sábado, 19 de enero de 2013

Los demonios del vacío

La tormenta lo tomó por sorpresa y lo cegaba. La nieve caía sin parar, pero él seguía ahi, sentado solo en la banca como si esperando un autobús de madrugada. La música de sus audífonos y la botella de cerveza oscura eran su única compañía y lo salvaban del vacío alrededor de él. Blanco, todo era blanco y vacío. El pueblo a su alrededor no existía, el clima y la noche lo habían devorado desde hace ya tres horas. Era de esperarse que el lugar estaba lleno de demonios.

Tardó unos minutos en percatarse de la primera persona que llegó a sentarse a su lado.  Era una mujer mayor que él, pero para no por mucho. Tenía tez pálida y no parecía suficientemente abrigada.
-Te ves solo- comentó la mujer-¿qué haces solo a esta hora aquí afuera?
-Escucho música -contestó.
-¿Sólo eso? Me parecería que haces más, estás afuera con este frío... uno podría pensar que no deseas estar vivo.
No sabía que contestar a esas palabras, pero recalcó que ella no se veía bien abrigada, por lo que no era la persona indicada para hablar de eso.
-¿Y quién dijo que estoy viva?- dijo en respuesta la mujer -La vida es sobrevalorada. Este es el clima perfecto para la muerte, la nieve blanca sin vida. Anda, te mostraré lo bello que es morir.
-No, gracias, creo que pasaré por esta vez. Alguien me dijo una vez que la nieve es divertida y puede estar llena de vida también. Pero agradezco tu oferta.
El joven se volteó y al volver a mirar en dirección de la mujer pálida, ya se había ido.

La segunda persona llegó no mucho después. Venía acompañado de un grupo de jovenes embriagados, víctimas de la noche y sus vicios, pero ellos no se sentaron en la banca, sino que continuaron haciendo y diciendo la clase de cosas que hacen y dicen los borrachos, ignorando la existencia de la banca y el joven sentado en ella. El nuevo acompañante del joven se sentó ahora a su derecha.
-¿Aburrido?- mencionó.
-No, en realidad estoy aquí porque deseo estarlo- dijo y le bajó ligeramente al volúmen de su reproductor de música -No necesito mucho. Esta música me permite relajarme a pesar del vacío.
Uno de los borrachos se aproximó y le arrebató los audífonos, rompiéndolos en dos partes en el proceso, para luego arrojarlos más allá de la orilla del vacío que era el pueblo.
-Putos borrachos- dijo el hombre a su derecha -Ten, es mi cuchillo favorito. Vamos a matarlo.
El joven, anonadado ante lo sucedido, volteó a verlo. El hombre tenía cabello negro, pero lo que más llamaba la atención era su piel roja, de color de la tentación.
-No, gracias, creo que pasaré por esta vez. Alguien me enseñó que puedo sobrevivir sin mi música por un rato y el alcohol ayuda para eso. Aquí tengo mi botella, mejor la bebo e ignoro lo sucedido. Pero agradezco tu oferta.
No pasaron siquiera diez segundos para que el joven volviera a estar solo en la banca.

Una tercera entidad se sentó unos minutos después a su lado. Es difícil decir si fue a su izquierda o a su derecha. Quizás en ninguno de los dos lados, sino que atrás de él, con sus espaldas haciendo contacto, cada uno aprovechando una mitad de la banca. Sin embargo no se puede asegurar eso. Como digo, es difícil decir.
-Estás solo- fue lo primero que dijo la entidad.
-Ya me dijo eso alguien hace unos minutos- contestó él -pero estoy bien, no te preocupes.
-Seguro que lo estás, si.
Luego susurró en su oído. Susurró palabras del vacío y la perdición, de desesperanza y soledad, de historias muertas y olvidadas.
-Después de todo, estás en la orilla del vacío. Ven, párate y te enseñaré el camino al vacío, esa fuerza saciadora y destructora. Nada es y nada será.
Consideró la oferta por unos minutos y sintió la muerte, la tentación y la perdición apoderarse de su mente. Los recuerdos muertos y los próximos a morir. El vacío parecía una buena oportunidad, difícil de dejar pasar.
-Suena tentador- le dijo a la entidad -¿quién eres?
-¿No lo sabes aún?
-Creo que si. Sin embargo, no, gracias, creo que pasaré por esta vez. Alguien una vez me dejó buenos recuerdos y experiencias, y la vida vale la pena por situaciones así.
-Los recuerdos mueren y las experiencias matan. Tus recuerdos están muertos, sólo hay vacío. Vamos, ven.
-Algunos recuerdos mueren, pero no todos, hay otros que dan vida y evitan la caída al vacío. Hay experiencias que matan, pero prefiero morir por ellas que por ti. Pero agradezco la oferta.
Esta vez la entidad no se fue, permaneció ahi, sentada, en algún lugar de la banca. Ahora fue el joven quién se paró y se retiró. La nieve era profunda, pero no le dio importancia. Se fue a vivir.

martes, 15 de enero de 2013

God's Day Off

The roof is falling
it's crushing me in
My mind was stolen
no choice on what to think

Guardians are crawling
hiding, they are afraid
Bombs on my garden
A planet is dead

Woke up and the world was crumbling down
How could this happen to me?
Stood up and the world has forced me down
How is it falling on me?

No word to say
On a grave I'll lay
Can't think today
Murdered my faith

Thought of running away on God's day off
How could this happen to me?
Am I forgotten or not good enough?
How could he do this to me?

Nothing I could say
My will is broken and slain
Cannot think today
My real world is fake

sábado, 5 de enero de 2013

Death in your skin

My gaze fell upon
what was on the outside
wondering about the inside.
Ever the same dead cells.

A smile, an approach
inside does not exist
outside, our feast.
All I see is dead skin.

The destroyer not destroying
a duck in the surface
not a slow turtle deep below the surface.
There is life in our death.

Feed me, feed you
consume you, comsume me
no lights in the sky, not lonely.
Behold the death in me.

A start, a beginning.
Melting, melting, melting.
Burning, burning, burning.
Beautiful death in your eyes.

Find life in death,
just saw your dead skin cells
A bite, my life, bells.
I only ever saw your dead skin.

jueves, 20 de diciembre de 2012

Das Experiment

Ich wartete in eine Zimmer mit weissen Wände. Es gab ein ganz großes Fenster, und dahinten waren die Ärzte und Wissenschaftler. Ich sitzte auf ein Stuhl und es gab noch ein mehr, und auch ein Tisch. Nach etwa zwanzig Minuten wurde die Tür aufgemacht und kam er.
Ich wurde ein paar Wochen gesagt, dass sie wollten mir ein Experiment zeigen. Es war unglaublich, weil ich kein echter Wissenschaftler bin. Gott, ich habe meine Bachelor noch nicht beendet. Warum zum Teufel brauchten sie mich?
Er hatte kurze, braune Haare und dicke Lippen. Freunde sagen immer, dass ich große Lippen habe, aber die von ihn waren vielleicht größer. Vielleicht war es wegen einer Verletzung an seinem Lippen, die noch ein bischen Blut hatten.
Du siehst nicht wie ein Polizist aus," sagte er.
Weil ich kein Polizist bin,"antwortete ich, Warum wäre ich ein Polizist?"
Warum nicht?"
Er spuckte Blut und sah mich mit zornigen Augen. Es gab Wahnsinn in seinem Blick.
Wartest du auf ein Polizist?" fragte ich.
Weiß nicht, es gab schon zu viele, die gekommen sind. Vielleicht einen Henker, was weiß ich? Was willst du?"
Ich wusste nicht, was ich sagen sollte, und sagte das.
Bist du hier, um mich zu foltern?" antwortete er nach einige Sekunden Pause. Plötzlich wurde sein Gesicht angstvoll. Ich dachte, dass er rennen würde.
Es ist genug, an si zu denken. Jede einzelne Sekunde, jede Minute. Ewig an sie."
Die Tränen hatten schon begonnen. Er weinte und schlag seinen Kopf mit dem Tisch. Die Tür wurde nochmal geöffnet und sie haben ihn weggenommen.
Wer war's?" fragte ich ein Arzt spätter, Warum war ich hier?"
Das warst du. Oder vielleicht nicht. Das könntest du sein. Er ist dein Klon. er hat seine Freundin getöttet."
Dann weinte ich.

domingo, 16 de diciembre de 2012

Tuve un reloj

Alguna vez tuve un reloj. No era uno lujoso ni caro, simplemente mostraba la hora y colgaba de mi muñeca izquierda. Me parece que no era reloj de hombre, más bien era uno apto para un niño que busca convertirse en un adulto. Un niño corre de un lado a otro, hace tarea, juega y cuando es hora de dormir, duerme. Si debe ir a la escuela, lo llevan. Cuando se olvida de su agenda, los adultos no dudarán en recordarle y alimentarlo con una dósis extra de rutina y monotonía.
El reloj es una especie de crucifijo moderno. Verás, la agenda es un dios de la madurez que los pequeños deben aprender a adorar y glorificar. Olvidarse de sus dioses inmaduros es clave. Hasta los dioses pueden morir y ser enterrados en el patio. No es muy difícil.
El primer reloj del niño es digital, con figuras de dinosaurios, y se lo presume a los compañeros de escuela y del área de juegos. Conforme los años mueren y los minutos huyen, los números digitales se convierten en manecillas y los dinosaurios se transforman en oro y plata. Lo presumen sin abrir la boca, lo miran en cada oportunidad, como haciendo reverencia a este dios de la madurez. La diversión de una figura de plástico barata se torna en aburrimiento superficial.
Un hombre mira al reloj más seguido que a su mujer y se olvidó por completo de los dinosaurios y juguetes. Los viejos dioses yacen bajo la tierra, sin haber recibido un funeral apropiado. La agenda vive.
Yo tuve un reloj. Creo que todavía lo tengo. Lo dejé en mi casa y de hecho no tiene batería, pues es un tanto viejo. Tiene un estegosaurio sobre la pantalla digital.