No pude evitar pensar que era una mentira. Una obsesión no es lo que te atrae, pues fuiste la mía y eso derribó mis estrellas y me atrapó en una supernova ajena. Me llevó a la mierda (en realidad es como una galaxia sin estrellas, recién nacida después de la explosión, pero prefiero llamarla mierda; simplifica las cosas). Confieso esto sin necesidad porque tú ya sabías esto, aunque prefieras olvidarlo o ignorarlo. Sangré letras y páginas por ti. Jamás quise decirlo, ya que la necesidad no existía: tú ya sabías.
Me golpearía si pudiera. No quiero convertirme en un monstruo, pero la palabra "mentira" atorada en mi garganta como vómito sube poco a poco hacia mi boca y pronto la estaré escupiendo junto con la basura que tengo dentro desde hace varias temporadas.
Quizás no mientes. Probablemente no lo hagas. La única mentira era yo, pero esa no es una que hayas dicho tú.